En este libro imaginario de la ciudad, no cabe duda de que uno de los apartados decisivos debe reservarse a la Terminal de Paraná, en la capital provincial entrerriana.
Nunca fué lo que se esperaba
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Grandes sueños y realidades se abren paso en la trama de una novela con muchos capítulos en el departamento Paraná.
La incorporación a los recorridos de las empresas nacionales y regionales, y la posterior eliminación de los trenes de pasajeros, provocó el auge de este sector.
Obligando así a la capital de la Provincia a plantearse si el espacio urbano destinado a la llegada y salida de un gran número de omnibus era el adecuado.
Ubicado originalmente cuando Cinco Esquinas era uno de los bordes de la ciudad, el hotel ha sido una referencia para los viajeros durante muchos años.
En uno de los vértices del triángulo formado por Pascual Echagüe, Ramírez y Alem, el Monumental Hotel Supremo Entreriano se alzaba suavemente.
Tal como si presagiara el desarrollo más activo de la ciudad en el futuro.
Entre Ríos estaba aislada
En efecto, no existía el túnel subfluvial, ni el complejo Brazo-Largo-Zarate, ni la conexión con Uruguay.
Entonces, mirando en retrospectiva, todas las terminales de ese ciclo parecen haber sido construidas principalmente para el transporte interno de la provincia.
Cabe mencionar que algunas de estas viejas Terminales de omnibus siguen funcionando en la actualidad.
Fue una época que es difícil de contemplar en su totalidad si no se la vivió, pero la insularidad de Entre Ríos en esa época fue determinante.
Así, en la década de 1990, durante el mandato del intendente Julio Solanas, se decidió trasladar los colectivos a dos cuadras hacia el río.
Allí, donde se encontraba el Mercado de Abasto, para convertirlos en un lugar de esparcimiento para los ciudadanos y se prometió que se haría una gran inversión.
En efecto, la promesa de una gran inversión de capital se extendió al antiguo edificio de Cinco Esquinas y no a la nueva edificación.
Allí, donde los planes preveían un paseo comercial ultramoderno con salas modélicas para un centro cultural.
Pero, el sitio actual es sólo la punta del iceberg, no una terminación digna del enclave que la ciudad ha llamado un adelanto o un progreso.
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Situaciones
Estamos tan familiarizados con un lugar en el día a día que es difícil para el ciudadano medio juzgar si es o no una parte mejor de nuestro paisaje cotidiano.
Además, la terminal es un espacio con una función específica, y es justo decir que nuestra primera experiencia con ella es cumplir su rudimentaria misión.
Sin embargo, los que gustan de viajar y los que tienen que hacerlo saben que nuestras terminales están muy lejos de lo que los nativos pueden presumir.
Por ejemplo: frío insoportable en invierno, calor insoportable en verano, zonas de espera incómodas e inseguras, instalaciones sanitarias que podrían estar mucho mejores, etc.
Por otra parte los cambios de lugar para la nueva terminal de Paraná, trajeron efectos colaterales en los alrededores del lugar.
Tal como La plaza Martín Fierro, que es una de las víctimas de la «empresa privada»; de hecho, fue transformada en un área de servicios por inversores con el beneplácito de la ciudad.
Los olores pútridos de diversos alcoholes y orines tratan de llamar la atención de quienes entran, atraídos por el fantasma de la sombra de los árboles.
Por el camino, hay que esquivar restos de comida, envases y contenedores de todo tipo.
Así, un agradable espacio verde que debía servir para el esparcimiento de niños y adultos de la zona se ha convertido hoy en una zona sucia.
Además, con el evidente peligro de estar rodeada de grandes omnibus circulando a todas horas del día.
Relaciones humanas en la Terminal de Paraná
La oportunidad perfecta para considerar la relación entre la «iniciativa privada» y el «estado».
Fue el acuerdo de cerrar un tramo de la calle Alcina (de Avenida de las Américas en busca del centro) para los empresarios con el fin de garantizar el negocio.
Pero, al mismo tiempo, es una buena excusa para pensar en dar nuevos usos a un establecimiento en desuso que ha arraigado entre los poderes fácticos.
Sin establecer si encajan y qué ajustes hay que hacer para que la solución final no se convierta en un problema oculto.
En este caso concreto, en lugar de crear una solución integral a los desafíos que planteaba la vieja terminal, se implementó una enorme cantidad de problemas de tránsito.
Perturbando la vida cotidiana en zonas tranquilas de la ciudad y aumentando la presencia de colectivos en el bulevar Ramírez, Una de las pocas arterias principales que cruzan Paraná de norte a sur.
Si se recuerda, la actual administración municipal había reservado un terreno a la salida del túnel para la reubicación de la terminal.
Como la ciudad de Oro Verde cuenta con una licenciatura en transporte de la Universidad Nacional Entre Ríos, quizás en algún momento se haga algo mejor.
Pues se espera que en el futuro una comisión interdisciplinaria estudie y proponga alternativas que respondan a las necesidades reales de la creciente ciudad.
Fuente Nota original: miradorprovincial.com